El 31 de diciembre de 1999, culminó la cuenta atrás para el problema de “El efecto 2000” (también conocido como el problema Y2K, el bug del milenio o simplemente Y2K).
El Y2K era un problema tanto para la documentación digital y no digital y situaciones de almacenamiento de datos que surgieron de la práctica de abreviar el año de cuatro dígitos a dos dígitos.
Para evitar un posible colapso durante el 2YK, en 1997, el British Standards Institute (BSI) desarrolló el estándar DISC PD2000-1 que define los «Requisitos de Conformidad para el año 2000» con las siguientes cuatro reglas:
- Si no existe una fecha válida, se procede a interrumpir cualquier operación.
- Los cálculos entre fechas deben ser correctos aunque las fechas se encuentran en diferentes siglos.
- En todas las interfaces y en todo el almacenamiento, el siglo debe ser inequívoco, ya sea específica o calculables por el algoritmo.
- El año 2000 debe ser reconocido como un año bisiesto.
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