Los youtubers se han convertido en modelos a seguir para muchas personas. Se analiza, a continuación, su papel en la sociedad y cómo evolucionará esta profesión en un futuro próximo. ¿Seguirá siendo rentable?
¿Es rentable ser youtuber?
YouTube es una de las redes sociales más utilizadas, pero lograr el éxito subiendo contenido exige el cumplimiento de los siguientes requisitos:
- Tener más de 1000 suscriptores en el canal. El tiempo medio para conseguir esta cifra, tras generar vídeos de calidad de forma periódica, es de un año o año y medio.
- Contar con más de 10 000 suscriptores para acceder al escaparate de merchandising.
- Disponer de una cuenta de Google AdSense, que solo realizará el pago a partir de los 75 euros de ganancia (algo que se obtiene pasado muchísimo tiempo).
A todo lo anterior, se debe añadir la saturación de la plataforma y la indudable competitividad entre los participantes. De hecho, de cada 1000 youtubers, apenas 25 llegan a vivir de su trabajo.
¿Son un ejemplo a seguir?
Todo dependerá de cada caso. Por ejemplo, El Rubius genera más de cinco millones de euros al año y decidió mudarse a Andorra para evitar el pago de impuestos. Vegetta, que gana siete millones de euros anuales, apostó por crear Mad Lions EC con Willyrex y eligió Madrid como sede de su equipo.
Es importante mencionar que el posible problema para la sociedad no está en los vídeos de los influencers, sino en sus acciones. Lo que puede verse pasa por varios filtros de YouTube, por lo que el contenido es totalmente seguro. Sin embargo, los ejemplos que dan algunos creadores están lejos de ser positivos para la sociedad.
En un país como España, que soporta una tasa de paro juvenil del 35 %, no parece lógico que personas de hasta 30 años consideren ídolos a quienes hablan como si estuvieran en el instituto o que se gastan el dinero en coches deportivos, mansiones o caprichos similares. Tampoco es adecuado considerar que basta con tener una cámara y una idea para hacerse millonario.
Por otra parte, algunos youtubers como Ibai Llanos sigue pagando impuestos en España e incluso buscan a especialistas de la comunicación audiovisual entre sus seguidores. Tienden a ser más realistas y, a menudo, instan a quienes los ven a seguir mejorando y preparándose. Esto es algo digno de valorar.
Por lo tanto, cada profesional es distinto, tiene una ética concreta y envía un mensaje con un valor específico a sus seguidores. Cada día, 122 millones de personas acceden a YouTube para ver hasta 1000 millones de horas de distintos tipos de vídeos.
La oferta es amplia, por lo que puede concluirse que elegir bien los canales de los youtubers a los que se suscriben los jóvenes es el primer paso para que estos entiendan la importancia de su decisión. En Social Futuro, seguiremos analizando esta cuestión en futuros contenidos y valoraremos los aspectos más destacables de una profesión con un futuro incierto, dado el avance progresivo de las redes.