El enigmático proyecto «Q» de OpenAI ha captado la atención global tras el reciente retorno de Sam Altman a la posición de CEO en la compañía. Altman, aunque confirmó indirectamente la existencia de Q, se ha mantenido reservado sobre los detalles del proyecto, calificándolo como una «filtración desafortunada» y evitando comentarios específicos.
Este proyecto, rodeado de misterio, ha sido etiquetado como un avance potencial en la Inteligencia Artificial General (AGI) y, según reportes de prensa, ha generado temores internos sobre una posible amenaza para la humanidad. Estos temores estarían relacionados con la breve destitución de Altman, que duró solo 4.5 días, aparentemente debido a preocupaciones de seguridad.
Aunque la naturaleza exacta de Q sigue siendo incierta, se especula que podría ser una combinación de Modelos de Lenguaje a Gran Escala (LLM) y planificación, capaz de resolver problemas matemáticos simples. Se sugiere que Q podría emplear métodos no lineales como Tree-of-Thoughts, Monte-Carlo Tree Search (MCTS), Modelos de Recompensa Supervisados por Procesos (PRMs) y un algoritmo de aprendizaje como Q-Learning.
Uno de los conceptos clave en el desempeño de Q es el tiempo de cómputo en la prueba, que se refiere al tiempo que le toma al sistema de IA encontrar una respuesta. Aunque Q aún no representa la llegada de la AGI al mundo, se considera que podría ser un componente fundamental para la próxima generación de sistemas de IA, más fiables y capaces que los sistemas actuales como ChatGPT.
La ambigüedad que rodea a Q y la cautela de Altman en discutir el proyecto han alimentado un aire de ciencia ficción, generando una oleada de especulaciones y teorías. A medida que OpenAI continúa avanzando en el campo de la IA, la comunidad tecnológica y el público en general se mantienen atentos a cualquier desarrollo relacionado con este intrigante proyecto.
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