Hoy en día es común que algunas personas se acuesten creyendo que una heroica abuela de Melbourne disparó a los violadores de su nieta en los testículos o que una madre, víctima de un terremoto en China, utilizó su cuerpo de escudo para salvar a su bebé a quien dejó un sms con un mensaje de amor en su móvil y que más tarde encontraría milagrosamente un equipo de rescate. Estos y muchos mitos recorren las redes sociales a diario pero tienen su origen en un cuidado plan de viralización de contenido y algunos intereses de monetización.

El exceso de información en Internet producido por este tipo de contenidos ha dado paso a una red con un altísimo porcentaje de contenido basura y desinformación.

La tecnología publicitaria detrás de los anuncios en internet, el tráfico generado por Bots y hasta artículos generados por ordenador están entre los motivos del descontrol informativo pero la verdadera aceleración en la descomposición de internet como red de información ha coincidido con el predominio de contenido generado por el usuario (UGC o user generated content), un tipo de contenido que se escapa del control de las grandes plataformas tecnológicas. Podría decirse que este tipo de contenido ha animado incluso a las grandes marcas a apostar por la utilización de influencers sin aptitud alguna en detrimento del talento tradicional en sus redes sociales.

Contenido generado por el usuario

Sin embargo, en lo que nos vamos a centrar es en el propio contenido generado por el usuario y sus motivaciones, ya sean bloggers, youtubers, foros de internet, wikis o networking en redes sociales. La principal preocupación del generador de contenido de este tipo es el de la necesidad de contentar a los motores de búsqueda para conseguir ser visible. Vemos infinidad de blogs cuyo único propósito es el de crear el artículo más genérico que te puedas imaginar con el único objetivo de contentar a los motores de búsqueda. La dificultad para encontrar contenido relevante y original parece crecer con el paso de los años y por otro lado las políticas publicitarias y de monetización desaniman a intentar siquiera crear contenido original, sino efectivo.

Canales deseducativos y conspiraciones

De lo anterior, surge otro fenómeno que no es otro que el de la desinformación intencionada, cuyo objetivo es polemizar con una tendencia (trend), generar el tráfico suficiente con ello y monetizarlo.

El creador de contenido habitual que se acoge a la carta de la conspiración como tema es un claro ejemplo. La mayoría de estos canales en youtube huyen del formato de entretenimiento como los programas de televisión del estilo de Cuarto Milenio que analizan más el fenómeno de la creencia en la sociedad de una conspiración desde un punto de vista periodístico. Sin embargo, este no es el propósito de los canales sobre conspiraciones. Estos optan por el más puro adoctrinamiento.

El conspirador medio habitual de youtube hace de su canal, un canal educativo o «deseducativo» basado en una nueva realidad creada por el mismo. Es por ello que un porcentaje muy alto de jovenes de todo el mundo están cada vez más desinformados sobre cuestiones básicas tratadas en los sistemas educativos de todo el mundo.

YouGov, una empresa de investigación de mercados y análisis de datos del Reino Unido, realizó una encuesta a 8215 ciudadanos de Estados Unidos el 6 de Febrero de 2018 en el que determinó que sólo el 66% de esas personas encuestadas (entre 18 y 24 años) creían que el planeta era redondo. El resto era escéptico, tenía dudas o creía firmemente que el mundo es plano.

La generación del sombrero de papel de aluminio

La cultura y los comportamientos sociales de los jovenes de menos de 25 años están influenciados en gran medida por la coyuntura existente en la internet actual con una gran cantidad de desinformación y fraude. Todos somos víctimas de ese fraude en una red de mentiras pero es la generación más joven la que sin duda está más expuesta a este bombardeo constante de trolas y engaños.

No me entiendan mal. Las redes sociales son sin duda una gran herramienta que facilita a los estudiantes comunicar de manera más efectiva siendo favorable incluso a través de redes que permite promocionar un desarrollo profesional como Linkedin. Pero tienen su contrapartida en lo educativo y académico. Fomentan relaciones cada vez más impersonales además de influir negativamente de manera sustancial sobre el rendimiento académico.

Si queremos que nuestros hijos no pasen a formar parte del estereotipo de «frikis conspiranoicos» recluidos en sus casas y vestidos con un sombrero de papel de aluminio mientras hablan sobre la tierra plana, tendremos que comenzar a tomarnos más en serio el debate sobre cómo limitarles el uso de las redes sociales y educarles en cómo priorizar la actividad principalmente productiva a la hora de usarlas.

Pero al mismo tiempo deberemos abrir también otro debate sobre si queremos que las grandes plataformas como Youtube comiencen a distinguir entre contenido de calidad  por un lado y contenido basura, destructivo para las nuevas generaciones por otra.

¿Cuál es tu opinión?

¿Qué opináis? ¿Creéis que las grandes plataformas deben comenzar a priorizar o categorizar contenidos en función de su calidad? ¿Os parecería una práctica injusta? No dudéis en dejarme vuestros comentarios.