Tal día como hoy, el 27 de enero de 1880, Thomas Edison obtuvo la patente de su lámpara incandescente, un invento que revolucionó la vida cotidiana al facilitar la iluminación eléctrica de manera práctica y eficiente. Aunque ya existían diseños previos de lámparas incandescentes, la versión de Edison destacó por combinar innovaciones que marcaron la diferencia.
Lámpara incandescente de 230 Voltios – Fuente
El éxito de su lámpara se debió a tres factores principales: el uso de un filamento incandescente más eficiente, un vacío mejor logrado en el interior del bulbo gracias a la Bomba de Sprengel y una alta resistencia eléctrica. Esto último fue crucial, ya que permitió la distribución de corriente desde una fuente centralizada, allanando el camino para los sistemas modernos de suministro eléctrico.
La lámpara de Edison no solo fue un avance técnico, sino que también simbolizó un cambio en la forma en que la humanidad vivía, trabajaba y se organizaba. Su invención no solo iluminó hogares y ciudades, sino que también consolidó la era de la electricidad como motor del progreso.
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