El 16 de noviembre de 1982, en un cruce crucial entre la música y la informática, Steve Jobs tomó una decisión audaz. Redactó una carta dirigida a los laboratorios McIntosh, conocidos por sus equipos de música de alta fidelidad, solicitando los derechos para usar «Macintosh» como marca para el innovador ordenador de Apple, aún en desarrollo. A pesar de que Jef Raskin, el creador del proyecto, había alterado ligeramente el nombre, añadiendo una «a» para diferenciar el ordenador de Apple de los productos de audio de McIntosh, la solicitud inicial fue rechazada debido a la similitud fonética entre ambos nombres.
El equipo del proyecto Macintosh se había apegado tanto al nombre que Steve Jobs vio necesario buscar un acuerdo. Gordon Gow, presidente de los laboratorios McIntosh, incluso visitó Apple para conocer el producto tras recibir la carta. Sin embargo, siguiendo el consejo de sus abogados, Gow inicialmente rechazó la propuesta de Apple. No fue hasta marzo de 1983 que Apple finalmente logró obtener una licencia para el nombre «Macintosh». Posteriormente, en 1986, Apple adquirió los derechos completos sobre la marca comercial a cambio de una cantidad significativa de dinero, cuyos detalles nunca se revelaron.
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